miércoles, 12 de mayo de 2010

Miau!

Gato siempre miraba a los pájaros que volaban tras la ventana. Aquellos que en ocasiones se posaban en el alféizar y le hacían burlas; sabiendo que “el bigotes”, como ellos lo llamaban, no podía atravesar el grueso cristal.

Hasta que un día, llegó el verano y no hubo nada que separase a Gato de aquel cielo azul. Fue entonces cuando, buscando en su cajón de arena, sacó una capa azul y unas gafas de piloto. Cogió carrerilla y saltó por la ventana.
Gato no tuvo miedo a caer ningún verano, al fin y al cabo, tenía otras seis oportunidades para volver a intentarlo… Y el bigotes, voló.

La verdadera esencia de esta historia reside en que "el bigotes" fue un gato loco que una de mis quince hermanas compró (se encontró por la calle) para el día de la madre. El dichoso gato tenía la costumbre de arrojarse desde el balcón de mi casa (un tercer piso) a la calle.

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